A sus 13 años de carrera en el Poder Judicial de la Federación, Karen Donay Valdés Virgen sabe que el cargo de jueza penal federal no se improvisa. Hoy se postula para alcanzar, desde la boleta amarilla con el número 10, un puesto que ha sido su objetivo desde que pisó por primera vez un juzgado como practicante universitaria. No lo hace por impulso o conveniencia, aclara, sino como parte de un proyecto de vida cimentado en el esfuerzo, la preparación académica y el compromiso con la justicia.

Actualmente, Valdés Virgen se desempeña como asistente de constancias y registros en el Poder Judicial, lo que comúnmente se conoce como secretaria de juzgado. Desde esa trinchera ha recorrido todos los peldaños posibles, participando incluso en concursos de oposición previos a la reforma judicial. Aunque aún no ha logrado el nombramiento, su trayectoria y formación revelan un perfil sólido: licenciada por la UABC, con maestría en Derecho Comparado por la Universidad de San Diego y actualmente estudiante del Instituto Nacional de Ciencias Penales, donde cursa una especialidad en Derecho Penal.

La historia de Karen no comienza en un tribunal, sino en un hogar encabezado por una madre sola que mantenía a tres hijas. Como hermana mayor, le tocó ser testigo de las carencias y de los obstáculos, incluyendo la falta de abogados en su familia y los altos costos de asesoría legal. Fue ahí, desde esa necesidad, que nació su vocación: primero para ayudar a los suyos y después para extender ese servicio a la comunidad.

“Vi que el derecho era una herramienta de transformación social, de ayuda directa y efectiva. Entendí que mi camino no era sólo ejercer, sino juzgar con imparcialidad, sensibilidad y apego a la legalidad”, comparte.

Con 13 años de experiencia en juzgados y tribunales federales, Karen Donay ha pasado por múltiples cargos: oficial judicial, notificadora, secretaria de juzgado y secretaria de tribunal colegiado de apelación. Con cada examen, con cada ascenso, ha sumado conocimiento y especialización.

“El último concurso de oposición que presenté fue en 2023. Aprobé las primeras etapas, pero me faltaron algunos puntos en la tercera. Son concursos nacionales, con miles de participantes y apenas una decena de plazas. Aun así, lo intenté. Luego vino la reforma y se abrió esta oportunidad de elección. Tenía dos opciones: apartarme o postularme. Elegí seguir luchando”, relata con firmeza.

Como jueza penal federal, su labor abarcaría una amplia gama de delitos del fuero federal, muchos de ellos comunes en la frontera: portación ilegal de armas, narcotráfico, migración, huachicoleo, delitos fiscales y ambientales. “Son temas complejos que requieren no solo conocimientos técnicos, sino sensibilidad y preparación constante”, enfatiza.

Entre sus credenciales, Valdés Virgen menciona diplomados en temas clave como perspectiva de género, justicia para adolescentes, protección a personas mayores, infancias y población afrodescendiente. “La frontera es un espacio multicultural. Como juzgadora, no puedes emitir resoluciones con una sola mirada”, advierte.

Lejos de prometer lo que no le corresponde como obras o políticas públicas, Karen es clara sobre los límites de su función: “Quienes juzgamos no podemos prometer más de lo que la ley nos permite. Pero sí podemos garantizar que nuestras resoluciones serán imparciales, basadas en hechos y derecho, sin intereses políticos ni de grupo”.

Por eso pide el voto con honestidad: “Ofrezco un perfil sólido e íntegro. No pertenezco a ningún partido ni gremio. Llego sola, con mi preparación, mi vocación de servicio y mi compromiso con la legalidad. La ciudadanía merece saber quién estará al frente de decisiones que afectan profundamente su vida. No soy una candidata improvisada, soy una profesional que se ha preparado toda la vida para esto”.