Guillermo Antonio Covarrubias Gambino, conocido con cariño como “Memito”, falleció a los 20 años tras enfrentar una dura batalla contra el cáncer. Antes de partir, tomó una decisión profundamente generosa: donar todos sus órganos para dar una nueva oportunidad de vida a quienes esperan un trasplante. Su familia, respetando su voluntad, concretó este acto de altruismo que hoy transforma el dolor en esperanza.

Su padre, Eduardo Covarrubias, expresó que el legado de su hijo podría beneficiar al menos a nueve personas. “Ojalá que las personas que reciban esos órganos vivan muchos años, que los aprovechen y que le den un buen uso”, comentó emocionado, deseando que el ejemplo de Guillermo sirva para motivar a otras familias a considerar la donación como un acto de amor en medio del sufrimiento.

La madre de Guillermo, María Isabel Gambino Hueso, recordó con ternura los momentos de cariño con su hijo, especialmente cuando él le decía “mamá, te amo”. En medio del dolor, destacó el valor humano de su hijo, quien pensó en otros hasta el final de sus días.

El gesto de “Memito” no solo representa una nueva oportunidad para quienes recibirán sus órganos, sino también un llamado a la conciencia colectiva. La familia Covarrubias espera que su historia inspire a más personas a informarse y decidir sobre la donación, una decisión que puede transformar tragedias en segundas oportunidades.

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