Esta semana se cumplirán cuatros meses de un accidente que le cambió su vida, por miedo a represalias de parte las autoridades, la víctima prefirió guardar el anonimato, sin embargo quiere que esta historia se conozca.

El 3 de marzo de este 2025, saliendo de su trabajo, se disponía a tomar el transporte para ir a su hogar, ella se encontraba caminando cerca de la Estación de Bomberos número 4, ubicada en Blvd. Alberto Limón Padilla, a un costado, justamente de la Policía Municipal Distrito IX Centenario.

Estaba esperando que la luz le favoreciera para poder cruzar, cuando un tráiler a exceso de velocidad circulaba por la zona y una llanta del mismo se salió y  la impactó, dejándola inconsciente por algunos minutos, según testigos de lo ocurrido, fueron los bomberos quienes se quedaron con la llanta que la había golpeado.

Según relatan los familiares, el lugar cuenta con cámaras del sistema de vigilancia C5. Sin embargo, el agente asignado al caso afirmó que no hay grabaciones disponibles.

La familia también sostiene que un testigo observó cómo el tráiler implicado se detuvo a solo dos cuadras del lugar del incidente, lo cual indicaría que fue alcanzado por la Policía Municipal. Temen que haya habido un arreglo económico indebido entre los oficiales y el conductor, lo que explicaría la falta de acciones concretas en su contra.

Por otro lado, también han enfrentado dificultades en el ámbito médico. Denuncian que en la Clínica 36 del IMSS, ya no le quieren emitir otra incapacidad laboral a la joven, a pesar de que, después de tres meses esta empezando a caminar de nuevo y aún presenta lesiones severas que afectan su equilibrio.

Los familiares expresan frustración por la falta de avances en la investigación. Además, señalaron que la ambulancia 172 fue la que prestó el auxilio, reconocida por el propio agente, lo que confirma que el incidente fue atendido formalmente.

Respecto a las grabaciones de seguridad, el padre de la joven acudió a la Policía del Estado, donde le indicaron que era la Fiscalía quien debía solicitar las imágenes. Al regresar a la Fiscalía en la Mesa de Otay, le informaron que dicha gestión no se había realizado. Finalmente, el agente que acudió para integrar la carpeta de investigación mencionó que esta se encontraba en blanco y que no había visitado la Clínica 20 por estar ocupado en cateos.

La víctima, asegura ha sido “muy triste” todo este tiempo, pues ahora tiene “hasta miedo de salir a la calle”, además de aseverar que tendrá que recibir ayuda psicológica. A pesar de toda la negligencia médica, falta de empatía por parte de las autoridades, y nula asistencia por parte de los aparatos de seguridad, ella, con mucha fe, se siente “agradecida con Dios” de que puede volver a caminar.