Jesse Clark García, un agente de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) asignado en San Diego, admitió su culpabilidad ante un tribunal federal por permitir el ingreso de cargamentos de drogas a Estados Unidos a cambio de sobornos millonarios, los cuales derrochó en una vida de lujo que incluía propiedades, autos de alta gama y artículos de diseñador.

García, quien se declaró culpable de nueve cargos por importación de fentanilo, cocaína y metanfetamina, operaba en el Puerto de Entrada de Tecate, donde supuestamente cobraba "decenas de miles de dólares" por cada vehículo cargado con estupefacientes que cruzaba la frontera.

Según documentos judiciales, el agente vivía "muy por encima" de lo que su salario en la CBP podía permitir. Entre sus gastos destacaban:

• Propiedades: Una casa en San Diego, un rancho en construcción en México y participación en un establo de caballos de carreras.

• Artículos de lujo: Ropa y accesorios de marcas exclusivas como Burberry y Louis Vuitton.

• Vehículos: Múltiples automóviles de alto valor, aunque no se especificaron las marcas.

La fiscalía reveló que García coordinaba con traficantes para que los autos con drogas pasaran por los carriles que él supervisaba en horarios específicos. Su sentencia se dará a conocer en septiembre.

El caso también involucra a Diego Bonillo, otro agente de la CBP acusado de facilitar el cruce de narcóticos por el Puerto de Otay Mesa. Su juicio está programado para finales de julio.

Este escándalo pone en evidencia los riesgos de corrupción dentro de las agencias fronterizas y cómo el tráfico de drogas corrompe incluso a quienes deben combatirlo. Las autoridades no descartan que más oficiales estén bajo investigación.