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El tráfico como espejo del caos emocional y urbano

CALI - BAJA

28-07-2025


Foto: Baja News

Foto: Baja News

Redacción BajaNewsMx
Angel Ramirez| BajaNews
Publicado: 28-07-2025 12:24:22 PDT

Advierte UNIPAC que la violencia vial es un problema de salud pública ligado al estrés, la impunidad y la falta de educación emocional

 Las agresiones, imprudencias y frustraciones que a diario se viven en el tráfico no son meras reacciones al volante, sino reflejo de una problemática mucho más compleja: el desorden urbano, la impunidad vial y la falta de herramientas emocionales en la población. 

 

Así lo advirtió Antonio Jiménez Luna, director general del Centro Universitario del Pacífico (UNIPAC), al señalar que los conflictos viales deben entenderse ya como un problema de salud pública.

 

Durante un análisis sobre los factores que inciden en la convivencia vial, el académico subrayó que el crecimiento urbano sin control, la sobrepoblación y la ausencia de rutas adecuadas generan un entorno hostil para la movilidad, que se agrava por la falta de formación vial y por sanciones débiles que fomentan la reincidencia.

 

“Muchas personas normalizan la infracción porque no tiene consecuencias graves. Si ya les levantaron una multa y no pasó nada, lo vuelven a hacer. Eso genera un aprendizaje negativo, donde el caos se vuelve rutina”, advirtió Jiménez Luna.

 

Pero más allá del orden vial, el especialista expuso que el tráfico se convierte en el escenario donde convergen presiones laborales, tensiones familiares, problemas económicos y estados emocionales no reconocidos. “Entrar al tráfico es como la cereza del pastel: la gota que derrama el vaso de un cúmulo de estrés que ya venimos cargando”, apuntó.

 

El director de UNIPAC enfatizó que muchas personas no saben identificar sus emociones, las confunden con sentimientos o estados de ánimo, y mucho menos logran gestionarlas. Esto las hace más propensas a estallar o reaccionar de forma violenta en contextos como el tránsito, donde el entorno urbano y social ya es de por sí adverso.

 

Ante este panorama, propuso que la educación vial no solo sea técnica o normativa, sino parte de un proceso de conciencia colectiva que incluya el desarrollo emocional, el respeto a las normas y la corresponsabilidad ciudadana.

 

“Hablar de emociones todavía se ve como una debilidad. Pero reconocer lo que sentimos y cómo actuamos puede cambiar radicalmente nuestra forma de convivir, incluso en el tránsito”, concluyó.