La temporada de verano, que tradicionalmente representa un repunte para el turismo en Playas de Tijuana, ha dejado este año un panorama desalentador para los comerciantes de la zona. Con ventas considerablemente bajas y una disminución notoria en la afluencia de visitantes, quienes dependen del turismo para subsistir identifican al menos cuatro factores que estarían detrás de esta situación, la falta de calor, la suciedad en la playa, la compleja situación económica actual y el retraso en las obras del malecón.

“Está un poco baja… muy baja de hecho. Casi no viene mucho turista. Anteriormente había más gente. Y yo creo que es porque todavía no terminan el malecón”, comenta una de las comerciantes afectadas. Asegura que las obras llevan ya tiempo en pausa, sin avances visibles. “Ya tienen mucho prometiendo que lo van a terminar y nada más le dan más tiempo y más tiempo… no se ve para cuándo”.

El nuevo malecón de Playas de Tijuana forma parte de un proyecto de remodelación anunciado desde el ayuntamiento pasado, con una inversión que ha superado los 200 millones de pesos, según cifras oficiales. Sin embargo, su ejecución ha sido lenta y discontinua. Algunos tramos permanecen cerrados, con zonas sin terminar, sin iluminación y con acumulación de tierra, lo cual representa riesgos para los visitantes, especialmente personas mayores.

María del Carmen Gómez, otra comerciante, señala que además de las condiciones del malecón, la preocupación por eventos recientes como un sismo y rumores de tsunami también han influido negativamente. “La gente se espanta… ve esas noticias sensacionalistas y se espanta. Aunado a que el malecón está en muy malas condiciones, mucha tierra, accidentes de personas que se tropiezan. Un lugar turístico no se puede cerrar tanto tiempo”.

Además del impacto físico de las obras inconclusas, ambos testimonios coinciden en que el entorno general desanima a los visitantes. “Los comentarios que he escuchado son tristes, una playa sucia, una playa contaminada, una playa a medias… sin terminar”, añade Gómez. La situación se agrava con la percepción de inseguridad y violencia en la zona, que también contribuye a alejar a potenciales turistas.

El efecto en los comerciantes es directo y profundo. “Ayer fue un día triste, muy pesado, porque no hubo ventas. Y hoy también… ya es tarde y no he tenido venta”, concluye Gómez. Los vendedores, que ofrecen desde alimentos hasta souvenirs, dependen del flujo constante de visitantes para sostener su economía.

Mientras no haya claridad sobre la finalización del malecón y no se atiendan las condiciones de limpieza y seguridad, los comerciantes de Playas de Tijuana seguirán enfrentando un verano económicamente difícil.