La historia de Silvia Alondra López, de apenas 7 años, se convirtió en un acto de amor más grande que la tragedia que la arrebató de este mundo. Tras ser diagnosticada con muerte cerebral en la Clínica 1 del IMSS, sus padres tomaron la decisión de donar sus órganos para que la memoria de su hija permanezca viva en quienes hoy esperan una segunda oportunidad.

La pequeña había sido víctima de un accidente ocurrido la tarde del 12 de agosto, alrededor de las 7:35, cuando un vehículo presuntamente conducido bajo los efectos del alcohol por Alejandra “N”, de 21 años, embistió a la familia López López. En ese mismo hecho perdió la vida la abuelita de Silvia, mientras que dos niños resultaron heridos.

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Uno de ellos, su hermano, ya fue dado de alta del hospital. Aunque sus heridas físicas sanaron pronto, sus familiares explicaron que recibirá atención psicológica de manera permanente, pues la pérdida de su hermana y su abuelita marcaron su vida para siempre.

El último adiós a Silvia Alondra fue doloroso, pero también estuvo lleno de esperanza. Decenas de familiares, amigos y vecinos acudieron para despedirse de la niña, cuyo cuerpo no se quedará en una tumba, sino que seguirá existiendo en las personas que recibirán sus órganos. “Silvia seguirá viva en otros cuerpos, y eso nos da consuelo… es como si su corazón siguiera latiendo en otro lugar”, expresó Alejandro López, tío de Silvia quien, entre lágrimas dio unas palabras de agradecimiento a medios por la atención brindada a la familia con el objetivo de que el acto no quede impune.

La comunidad de la colonia Planicie también mostró su solidaridad en medio de la tragedia. Vecinos organizarán una kermés para apoyar económicamente a la familia López López, convencidos de que el dolor compartido se lleva con menos peso. Con juegos, venta de comida y actividades, la colonia demostrará que en la unión está la fuerza para salir adelante.

El caso de Silvia Alondra no solo deja una herida en la comunidad, sino también una lección de humanidad. Sus padres, pese a la pérdida irreparable, decidieron que el último acto de su hija fuera dar vida, sembrando esperanza en otros hogares que hoy reciben una oportunidad gracias a su generosidad.