La anhedonia musical específica es una condición poco común en la que ciertas personas no experimentan placer al escuchar música, a pesar de tener una audición normal y disfrutar de otras experiencias gratificantes. Esta particularidad ha intrigado a científicos, quienes ahora apuntan a una desconexión entre áreas cerebrales clave para explicar este fenómeno.

Un hallazgo que confirma un fenómeno poco común

Hace una década, un equipo de investigadores de la Universidad de Barcelona (UB) descubrió que alrededor del 3% de la población no disfruta la música. En aquella ocasión, tras realizar experimentos con 30 voluntarios, observaron que estas personas no presentaban respuestas fisiológicas típicas como aumento de la actividad cardíaca o sudoración al escuchar melodías placenteras, a diferencia de quienes sí se sienten estimulados por la música.

Recientemente, en un artículo publicado en la revista Trends in Cognitive Sciences de Cell Press, los mismos científicos profundizan en los mecanismos cerebrales relacionados con esta condición, aportando un análisis más detallado que podría explicar otras variaciones en la experiencia del placer.

Un modelo cerebral para la experiencia del placer

Los investigadores sugieren que las experiencias gratificantes dependen no solo del sistema general de recompensa cerebral, sino también de cómo este interactúa con las redes perceptivas específicas, como la auditiva en el caso de la música. Así, podrían existir otras formas de anhedonia relacionada con diferentes estímulos, como la alimentación, en las que la desconexión entre las regiones del cerebro y el circuito de recompensa sea la causa.

Para profundizar en estas ideas, el equipo realizó pruebas con 45 participantes divididos en tres grupos según su respuesta emocional a la música: alta, media y baja. Josep Marco-Pallarés, del Departamento de Cognición, Desarrollo y Psicología de la Educación de la UB, uno de los autores del estudio, explica que desarrollaron el Cuestionario de Recompensa Musical de Barcelona para medir cuán gratificante resulta la música para cada persona.

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Este cuestionario evalúa cinco formas en las que la música puede brindar bienestar: evocando emociones, regulando el estado de ánimo, fomentando la conexión social, a través del movimiento o baile, y como objeto de novedad o exploración. Además, durante las pruebas, los participantes fueron sometidos a resonancias magnéticas funcionales mientras escuchaban distintas piezas, como Las cuatro estaciones, para medir la actividad cerebral.

Los resultados confirmaron que la anhedonia musical específica se debe a una desconexión entre el circuito de recompensa y las áreas auditivas del cerebro. Las personas con esta condición pueden percibir y procesar la música normalmente, pero no obtienen placer de ella.

Curiosamente, las resonancias mostraron que, aunque al escuchar música la actividad en el sistema de recompensa es reducida en estas personas, su respuesta ante otros estímulos gratificantes, como ganar dinero, es normal, lo que indica que el circuito de recompensa está funcional, pero desconectado específicamente de la red auditiva.

Josep Marco-Pallarés concluye que esta falta de placer no se debe a un fallo en el sistema de recompensa en general, sino a la desconexión entre este y las áreas perceptivas relacionadas con la música, explicando así por qué algunos individuos no disfrutan con ella.