La repentina muerte del Papa Francisco ha generado una ola de viajes masivos hacia la capital italiana, saturando la disponibilidad de vuelos y alojamientos y provocando un incremento histórico en los precios. Miles de fieles, peregrinos y curiosos buscan llegar a Roma para participar en los actos fúnebres y en la futura elección del nuevo pontífice, lo que ha colapsado la demanda en pleno Año Jubilar.

Según datos de plataformas como Booking, más del 90% de los alojamientos en Roma ya están reservados para este fin de semana, coincidiendo con el funeral del Papa, previsto para el sábado 26 de abril. Los pocos establecimientos disponibles han ajustado sus tarifas con aumentos que van desde un 30% hasta un 75%, dependiendo de la categoría y ubicación.

En el caso de hostales y hoteles económicos, los incrementos son aún más drásticos, llegando a duplicar su costo habitual. "Es una situación sin precedentes; incluso en años jubilares no habíamos visto una demanda tan concentrada", explicó un portavoz de la Confederación Española de Agencias de Viajes (CEAV).

Las compañías aéreas también han reaccionado ante el boom de viajeros. Iberia, que ya operaba siete vuelos diarios a Roma por el Jubileo, no descarta añadir más frecuencias o ampliar la capacidad de sus aviones. Por su parte, Air Europa mantiene por ahora su programación habitual, aunque analiza opciones ante la creciente demanda.

Mientras tanto, los precios de los boletos aéreos han experimentado subidas de hasta un 60%, especialmente para vuelos de última hora. "Es similar a lo que ocurre en eventos como el Super Bowl o grandes conciertos: la ley de la oferta y la demanda", señaló un analista del sector turístico.

Aunque el Año Jubilar 2025 (que comenzó en diciembre de 2024 y se extenderá hasta enero de 2026) sigue su curso, las agencias de viajes han reorientado sus esfuerzos hacia paquetes para asistir a los eventos relacionados con el fallecimiento del pontífice. "Estamos trabajando día y noche para gestionar peregrinaciones express", admitió un representante de una agencia española.

Con Roma convertida en el epicentro mundial del catolicismo esta semana, las autoridades locales se preparan para una afluencia récord de visitantes, mientras hoteleros y aerolíneas aprovechan un escenario que, aunque triste para muchos, representa un inesperado boom económico.