A más de medio siglo del golpe de Estado que dio inicio a la dictadura de Augusto Pinochet, un nuevo capítulo en la búsqueda de verdad y justicia comenzó este lunes en el cuartel militar de Cerro Chena, al sur de la capital chilena. En una operación calificada como “histórica”, peritos del Servicio Médico Legal (SML) iniciaron excavaciones en el sitio, señalado por testigos como un posible centro de detención clandestino y zona de fusilamientos.

El operativo, liderado por arqueólogos, antropólogos forenses y bajo la supervisión del Poder Judicial, se desarrolla en el interior del Cuartel N°2 de Inteligencia, aún en funcionamiento. Con la presencia de familiares de desaparecidos, sobrevivientes y autoridades judiciales, los expertos comenzaron la intervención en uno de los cinco puntos identificados previamente con georradar como prioritarios.

“Estar excavando en el corazón de un recinto militar activo es un hecho sin precedentes”, afirmó emocionada Mónica Monsalves, presidenta de la Corporación Memorial Cerro Chena. “Hemos luchado durante décadas para llegar a este momento. No sabemos si encontraremos restos, pero sí sabemos que estamos haciendo lo correcto”.

El terreno seco y pedregoso ha hecho del trabajo una tarea ardua. Cada palada de tierra es tamizada y examinada con extremo cuidado. La intervención combina herramientas manuales con maquinaria especializada, como una mini retroexcavadora que facilita el trabajo en las capas más compactas del suelo. Solo esta semana, se destinarán cerca de 100 horas de trabajo en una de las cuadrículas marcadas.

La historia de Cerro Chena no está escrita en libros, sino en testimonios fragmentados y heridas abiertas. Según diversas declaraciones, una antigua escuela rural que funcionaba en el lugar fue utilizada como centro de detención y torturas durante los primeros meses del régimen. Allí se habrían ejecutado prisioneros políticos y quemado cuerpos, en un intento de borrar toda evidencia.

La magistrada Marianela Cifuentes, quien lidera las diligencias judiciales, confirmó que en febrero se detectaron anomalías subterráneas en distintos sectores del predio. Entre los sitios a intervenir figuran el interior de una sala de la antigua escuela, un sector del Parque Metropolitano y una vivienda que habría sido usada como centro de operaciones por la inteligencia militar.

Si bien en esta fase inicial solo se contempla un período de dos semanas de excavaciones, Cifuentes adelantó que podrían realizarse nuevas búsquedas durante el segundo semestre del año.

Cerca de veinte personas fueron vistas por última vez en las instalaciones de Cerro Chena. Entre ellas, el obrero agrícola Manuel Silva Carreño, cuya desaparición motiva actualmente la querella por inhumación y exhumación ilegal. Las familias no solo buscan respuestas: también buscan un cierre que ha sido postergado por décadas.

Ricardo Klapp Santa Cruz, uno de los sobrevivientes del cuartel, recordó con pesar la llamada “Operación Retiro de Televisores”, una estrategia de la dictadura para desenterrar y ocultar restos humanos en los años posteriores al golpe. “Sabemos que aquí hubo cuerpos, y aunque hayan intentado esconderlos otra vez, siempre queda algo. Por eso estamos aquí”, dijo.

El caso de Cerro Chena simboliza una herida aún abierta en la historia reciente de Chile. Hoy, mientras las palas remueven tierra y memoria, las familias aguardan con esperanza una señal, una osamenta, una prueba. Porque aunque los desaparecidos siguen sin voz, su búsqueda continúa hablando fuerte.