El gobierno de Donald Trump continúa reforzando la frontera sur de Estados Unidos. El Departamento de Defensa anunció el envío de mil 115 soldados adicionales, lo que eleva el total de tropas activas desplegadas en la zona a casi 10 mil. El objetivo principal es frenar el flujo de migrantes y el paso de drogas hacia el país.

Según el Comando Norte, los nuevos elementos se enfocarán en labores logísticas, médicas, de ingeniería y operaciones de campo. A mediados de mayo, el número ya ascendía a 8 mil 600 militares en servicio en esa región, de acuerdo con datos del New York Times.

Una de las acciones más polémicas ha sido la decisión del presidente Trump de declarar ciertas zonas fronterizas como bases militares. Esto permite que los soldados actúen legalmente en tareas que normalmente están restringidas, como detener migrantes, desafiando el espíritu de la Ley Posse Comitatus de 1878.

Además del despliegue terrestre, el gobierno estadounidense ha reforzado la vigilancia marítima. Se enviaron dos buques de guerra, uno al Golfo de México y otro a la costa entre San Diego y Tijuana, ambos equipados con armamento avanzado. La estrategia militar, sin precedentes recientes, refleja el endurecimiento de la política migratoria de la actual administración.