Al menos 150 hombres armados murieron el miércoles tras un violento enfrentamiento con el Ejército nigeriano en el estado de Kebbi, al noroeste del país. Según confirmó este viernes una fuente militar a EFE, los combatientes fueron sorprendidos por las tropas tras recibir informes de inteligencia que alertaban sobre su desplazamiento masivo.

Los atacantes, que se movilizaban en centenares de motocicletas, pretendían tomar el control del área de Danko-Wasagu, pero se toparon con una emboscada cuidadosamente planeada. “Las tropas repelieron el ataque y, tras un intenso tiroteo, lograron neutralizar a no menos de 150 terroristas”, explicó un alto mando del Ejército que solicitó permanecer en el anonimato.

El operativo no se limitó a la acción terrestre. Las tropas contaron con el apoyo de la fuerza aérea, que lanzó varios ataques para dispersar y desorganizar a los agresores, aumentando así el número de bajas entre sus filas.

El director de Seguridad del Gobierno del estado de Kebbi, Abdul Rahman Zagga, también confirmó el suceso en un comunicado. “Se produjo un intenso tiroteo que derivó en la eliminación de muchos atacantes. Algunos cadáveres fueron recuperados por sus propios compañeros, mientras otros quedaron abandonados junto con un arsenal de armas que fue asegurado por las autoridades”, detalló Zagga.

Pese a las reiteradas promesas del Gobierno del presidente Bola Ahmed Tinubu de devolver la paz a la región, estados del noroeste y centro de Nigeria siguen siendo escenario de constantes asaltos por parte de grupos armados conocidos localmente como ‘bandidos’. Estos grupos, calificados a menudo de terroristas, recurren a secuestros y extorsiones para financiar sus operaciones.

A esta situación se suma la amenaza del grupo yihadista Boko Haram, activo en el noreste del país desde 2009, y su escisión, el Estado Islámico en la Provincia de África Occidental (ISWAP), surgida en 2016, que mantienen focos de violencia en varias zonas del territorio nigeriano.

Con este nuevo golpe del Ejército, las autoridades esperan debilitar a los grupos criminales que operan en Kebbi, aunque la inseguridad en el país sigue siendo un reto mayúsculo que no muestra señales claras de disminuir.