Estados Unidos elevó significativamente las penas contra el tráfico de fentanilo con la aprobación de una nueva legislación que impone una condena mínima de 10 años de prisión para cualquier persona que sea sorprendida distribuyendo esta droga o sus derivados sintéticos.
La ley, denominada “Alto al Fentanilo”, clasifica de forma permanente todas las sustancias relacionadas con este opioide incluidas las versiones químicamente modificadas como parte de la Categoría I en la Ley de Sustancias Controladas. Esta categoría, la más estricta dentro del sistema legal estadounidense, permite a las autoridades federales actuar con mayor contundencia contra los responsables de su producción y distribución.
Durante el anuncio de esta medida, el presidente Donald Trump advirtió que los narcotraficantes ya no podrán eludir la ley mediante pequeñas alteraciones químicas del compuesto original. “En el proceso han creado variantes aún más tóxicas, como el carfentanilo, que es hasta 100 veces más potente que el fentanilo”, señaló.
La legislación fue respaldada por familiares de víctimas de sobredosis y se enmarca dentro de los esfuerzos de la Casa Blanca por reducir las muertes relacionadas con opioides. “A partir de ahora, todas las sustancias relacionadas con el fentanilo estarán prohibidas para siempre. Quien trafique con estos venenos mortales enfrentará una larga condena en prisión”, enfatizó el mandatario.
Trump también arremetió contra los cárteles del narcotráfico, asegurando que esta ley representa “una nueva derrota para los salvajes delincuentes que tienen un control tremendo sobre México” y reiteró su compromiso de “limpiar las calles” de traficantes y distribuidores.
Además, vinculó la lucha antidrogas con la seguridad fronteriza, criticando las políticas migratorias de administraciones anteriores y destacando el papel de agencias como ICE y la Patrulla Fronteriza en el combate al narcotráfico.