El fallecimiento de Silvia Pinal, última gran diva del cine de oro mexicano, ha generado conmoción y controversia en torno a su hijo menor, Luis Enrique Guzmán, quien ha optado por vivir su duelo en privado. Las cenizas de la emblemática actriz han sido trasladadas a su casa en la colonia Jardines del Pedregal, Ciudad de México, donde podrían descansar definitivamente.

El pasado 30 de noviembre, el Palacio de Bellas Artes se vistó de gala para rendir homenaje a Silvia Pinal. A pesar de la presencia de sus hijas Sylvia Pasquel y Alejandra Guzmán, así como de su nieta Michelle Salas, la ausencia de Luis Enrique desató críticas en redes sociales. Algunos internautas especularon sobre un presunto abuso de alcohol, lo que fue desmentido por Iván Cochegrus, productor y amigo cercano de la familia.

“No se presentó porque sintió que el homenaje era un evento artístico y cultural. Decidió vivir su dolor en casa, lejos del público. Es una persona muy inteligente que sabe cómo gestionar este momento tan difícil”, declaró Cochegrus al programa Venga la Alegría.

En una entrevista para Ventaneando, Cochegrus reveló detalles del estado emocional de Luis Enrique. Además de recibir las cenizas de su madre en la residencia familiar del Ajusco, el hijo menor de Silvia Pinal también abrazó una prótesis de titanio que formó parte de la vida de la actriz. “Está muy dolido, no puede sostener una conversación. Este es un momento de introspección para él”, aseguró el productor.

Los restos de Silvia Pinal han sido colocados temporalmente en un nicho dentro de su icónica residencia, junto a su Palma de Oro, premio obtenido en 1961 por su actuación en Viridiana, de Luis Buñuel. La gruta que alberga la urna fue decorada con flores favoritas de la actriz, ubicada bajo la recámara principal. Sin embargo, aún no se ha confirmado si ese será su lugar de descanso definitivo o si serán trasladados al Panteón Jardín, donde yacen los restos de su hija Viridiana Alatriste y su exesposo Gustavo Alatriste.