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29-07-2025


Foto: Cortesía

Foto: Cortesía

Redacción BajaNewsMx
Angel Ramirez| BajaNews
Publicado: 29-07-2025 11:43:07 PDT

No porque digas que todo salió bien, significa que todo salió bien

El Medio Maratón de Tijuana 2025 dejó diversas lecturas, y no todas positivas. A pesar del discurso oficial que intentó posicionar el evento como un éxito, los hechos evidencian múltiples áreas de oportunidad que no se atendieron a tiempo.


En el proceso de inscripción se registraron fallas: dificultades en la plataforma, problemas para realizar el pago y falta de seguimiento. Cobrar por participar no es en sí mismo un error —muchos eventos internacionales lo hacen—, pero cuando se trata de una carrera que históricamente ha sido gratuita y que además presentó más fallas que aciertos, la crítica es válida y necesaria.

 

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Llama la atención la comparación con eventos anteriores en los que el comité organizador se acercó a los corredores semanas antes para conocer sus inquietudes y propuestas de mejora. Ese ejercicio de diálogo permitió que se tuviera una organización notablemente más sólida. Este año, esa apertura no existió.

 


Uno de los puntos más cuestionados fue el uso de pantallas LED, cuyo costo superó los 160 mil pesos y que presentaron fallas operativas. No es la primera vez que el proveedor incumple: en 2022 y 2023 se reportaron deficiencias similares. En contraste, en 2024 se optó por soluciones visuales más económicas —como lonas patrocinadas— que resultaron funcionales y sin costo para el Instituto Municipal del Deporte (Imdet).


Los participantes también expresaron inconformidades por la entrega de los kits. La medalla fue calificada por muchos como poco estética. La playera se entregó con retraso y no se pensó en ofrecer un espacio con imagen institucional para que los corredores pudieran tomarse una fotografía conmemorativa. Son detalles que, aunque puedan parecer menores, marcan la diferencia en la experiencia del corredor.


Es importante reconocer que algunos aspectos sí funcionaron: la hidratación, a cargo de Grupo Embotellador del Fuerte (Coca-Cola), y el abastecimiento de frutas al final del recorrido, proporcionado por Calimax, estuvieron a la altura. Sin embargo, ambos servicios fueron gestionados por patrocinadores externos.

 


El problema central no es la falla técnica o logística, sino la falta de visión del Instituto como organizador principal. Si se decide cobrar, el mínimo esperado es ofrecer una experiencia bien cuidada. Pero ni siquiera se cumplieron los estándares básicos.


La crítica no busca exhibir, sino mejorar. Escuchar a la comunidad, aceptar errores y corregir a tiempo es parte fundamental del servicio público.


A veces, el fracaso no está en lo que sale mal, sino en negarse a reconocerlo.